Los tumores hepáticos benignos generalmente no producen síntomas y generalmente son diagnosticados de forma accidental cuando se realiza algún ultrasonido u otros estudios de imagen. Existen varios tipos de tumores, de los cuales el más importante es el adenoma que suele presentarse en mujeres en edad fértil.
Los tumores malignos del hígado (cáncer) pueden ser por invasión de otros canceres (metástasis) o con menos frecuencia el carcinoma hepático. En personas con antecedente de hepatitis B el riesgo de carcinoma hepático es 100 veces mayor que el de la población general. Desafortunadamente cuando hay síntomas la mayoría de los casos se encuentran ya en etapa avanzada, cuando la enfermedad es letal y no hay alternativas de tratamiento curativo.
El tratamiento de los tumores hepáticos es quirúrgico y dependiendo del caso pueden realizarse excisiones (en algunos tumores benignos) y hepatectomías (resecciones de parte del hígado). Son cirugías mayores con elevados riesgos.